NO HAY MUELA PARA GUINEO, MENOS PARA CHICHARRON.
Esa es una expresión dicharachera, que muy coloquialmente, acostumbraba a usar, por allá, en los años 86, siendo Concejal de Barranquilla, aún no era Distrito, el ex Rector de la Universidad del Atlántico y Economista de Profesión, Doctor Iván Romero Mendoza, para referirse, a situación de insolvencia, que no permite, adquisición de cualquier bien o servicio de representativo costo, ante la ausencia de recurso, para siquiera, algo, de mínimo precio o desembolso.
La recordamos en este 29 de abril, porque, en sintonía de la WRadio, escuchamos el tema del día, que estuvieron agotando durante toda esa acostumbrada audición matinal, referente a la situación financiera de Avianca y de otras aerolíneas, a raíz de la crisis de inactividad de la sociedad, como consecuencia de la cuarentena obligatoria, decretada por el Gobierno de Iván Duque. Situación, que sobradamente, se aprehende, con el solo conocimiento, de que los aeropuertos que operan en Colombia y su cielo de vuelo, están cerrados. Los pájaros metálicos, permanecen en tierra, casi que arrumados, como juguetes desechados.
El asunto surge, porque, obviamente, empresa paralizada, es empresa al borde del precipicio de la desgracia económica, de la quiebra. Los gastos de funcionamiento, permanecen, en lo que toca con el personal de la respectiva planta, el cual -gasto- es inevitable, por aquello de los derechos fundamentales de los trabajadores.
Participaron en el debate radial, Congresistas, expertos inversionistas, analistas, voceros de las sociedades dedicadas a esa explotación comercial y oyentes del común; todos, dejaron oír, opiniones y conceptos, en relación con el apalancamiento, que Avianca y otras, de la misma línea negocial, buscan del Estado. Que se compre a Avianca, que vale como cien (100) millones de dólares. Que se le respalde, con la obligación de revertir el dinero, a través de acciones, sin que el Estado, alcance el control administrativo de la compañía. Que se le solvente, pero en calidad de préstamo. Que pague el dinero. Y que nada. Ni cinco para salvarla. Primero la vida y la salud de los colombianos y no el patrimonio de los ricos.
Así, bien engalanada conceptualmente, por la diversa sustancialidad de las manifestaciones, fueron los juicios de los intervinientes. Por encima de todas aquellas y sin desprendernos de nuestra aversión al capitalismo salvaje, insanamente practicado en Colombia, nos limitamos a repetir lo que ya hemos dicho en anteriores notas: Socialismo Estatal transitorio. Eso traduce, subvención total a la sociedad, en su momento de improductividad. Según las noticias, sin quererlo y sin pregonarlo, lo viene haciendo Trump.
El honor al dicho del Pibe Romero, es que nosotros, sin esperar respuesta del Jefe de la Rama Ejecutiva del poder público, no vemos posibilidad de pensar en eso. Colombia, no está para un bocado financiero de esa dimensión. No ha habido, ni habrá, con el favor de Duque, auxilio económico, para los trabajadores independientes, que no están en el régimen subsidiado de salud. Tampoco hay plata para los pequeños y medianos empresarios. Les han jugado el toque-toque, Gobierno-Bancos. Y les han mamado gallo. Los subsidios al desempleo, tan emocionadamente ofrecidos por el Mintrabajo, Colsubsidio, dice que no tiene presupuesto para pagarlos.
Si para los necesitados que acabamos de enumerar, que son guineítos de blandos espesores, no hay muela dineraria, mucho menos, podrá haberla, para morder ese chicharrón de fajo grueso y de fortaleza combinada: Hierro, aluminio, fibra de vidrio. Imposible, entonces, la odisea financiera que los voladores por negocio, aspiran a verle protagonizar a Duque. Al menos, que responda con voltereta de alta filigrana, para en decisión de elevadísimo vuelo, ratificarnos, que su compromiso de gobierno, es con el gran capital.