LAS VERDADES DE AIDA MERLANO.

Claro, que podrían resultar, también, falsedades. O Por lo menos, sin probar. Eso le corresponde establecerlo, a los órganos de control. El penal y el disciplinario. Pero esclarecerlo yá. No mañana ni pasado. El caso es de suprema urgencia, pues, uno de los principales señalados, como promotor y materializador de detrimentos patrimoniales al Estado, a través de la contratación pública, es candidato presidencial. El señor, Alex Char.
En Colombia, prácticamente, es de conocimiento público, casi hecho notorio, de que en los niveles territoriales, los presupuestos para obras públicas, sirven, para financiar campañas políticas. Para armar coaliciones inter sectores y para comprar votos. Casi hecho notorio, porque aún, ese saber colectivizado, se requiere de prueba expresa. Mucho más, cuando de enjuiciamientos, se trata: penal o disciplinario.
Esta ex representante a la Cámara, por el Atlántico, Partido Conservador, no logró arroparse con la investidura de Senadora de la República, dignidad que le había sido dispensada, a través del voto popular consignado en las urnas y que no alcanzó a colocarse oficialmente, porque, antes, el Consejo de Estado, la despojó de la misma. Recuerden, que la Fiscalía General, le cayó en pleno desarrollo del debate comicial.
Aquello, fue en marzo del 2.018; el órgano de control penal, allanó su “Comando”; la capturó, la judicializó y logró que la condenaran por compra de votos. Recluída en centro carcelario, meses después, mediante espectacular fuga, logró autolibertad “clandestina”, ya que era fugitiva. Inmortalizada por el gran escape, reapareció en Venezuela, en donde fue retenida y llevada a una cárcel de allá.
Según las circunstancias internacionales, Aida, al parecer, permanece encarcelada en la República Bolivariana y desde ahí, primero, concedió hace meses, entrevista a Semana, con Vicky Dávila; después, en los últimos días, mediante comparecencia virtual, rindió declaración de denuncia ante la Corte Suprema de Justicia, en contra de la dirigencia política de Barranquilla y del Atlántico y muy concretamente, en contra de la Casa Char.
Remató, con entrevistas a diversos medios digitales, principalmente, a la Revista Cambio, resucitada inauguralmente, con abundantes informaciones, respecto a la tan resonada compra de votos, adornada con expectantes datos personales e íntimos, de relaciones amorosas suyas, con personajes centrales de la historia oscura, del poderío electoral de los apellidos Char y Gerleín, en Barranquilla, el Atlántico y Costa total.
En dichas exteriorizaciones audiovisuales, se mencionan asuntos de diversas naturalezas, tales como triángulos amorosos, infidelidades, traiciones, ingratitudes y hasta de probable relación homosexual; todo en conjunto, necesariamente, ligado al tema, propiamente digno de la atención pública nacional: corrupción en la contratación, para realizar, corrupción con el elector.
Nosotros, objetivos como siempre hemos sido, hacemos abstracción de aquel racimo de acontecimientos íntimos, de vidas privadas. Y vamos a lo que es importante para la moral administrativa y la sensibilidad política: pulcritud en la inversión pública y en las prácticas políticas. Para lo cual, Fiscalía y Procuraduría, desde yá, están en mora, con el esclarecimiento real de los acontecimientos.
Char, es un particular. No es servidor público. Luego, no es dable, que alguien, le pida que renuncie a su aspiración. Sólo el soberano, en la actualidad, está legitimado, para darle portazo electoral, o no. Y eso, podrá suceder, en la consulta próxima, dentro de la coalición Equipo por Colombia.

Técnica y genéricamente, las conductas que pueden cometerse, en contra de la pureza de los procesos electorales en Colombia, tienen denominación de DELITOS CONTRA MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA; dentro de éstos, específicamente, cada tipo penal, recibe su respectivo nombre distintivo, de conformidad con los hechos, que configuran materialmente, el contorno descriptivo de cada uno de aquellos.
Nosotros, observamos, que en realidad, la acusación más directa, aunque implícita, en contra de Alex Char, presuntamente, sería la de determinador y hasta cómplice de la fuga de presos, llevada a cabo, por Aída. Y eso, ya es un contratiempo, para cualquier ciudadano, más, cuando está buscando ganarse la Presidencia de la República de su país. Por lo tanto, justicia pronta y cumplida: absolución o condena.
Joaquín Romero Calle.