Con esta bella, corta y hasta poética construcción lingüística, perdurable en la historia, como en la práctica, se le da bienvenida, al año que inicia, e implícitamente, despedida, al que se va; aunque en ocasiones, aquella, según circunstancias personales, luzca como frase de cajón, vacía, formal y obligatoria, exteriorizada sin ninguna sustentación o alimentación interna, en quien la expresa, creemos, que para este 2.021, inevitablemente, tiene que estar cargada de sinceridad y de verdadero deseo de cambio fundamental, en el sentimiento del humano.
Y también, lógicamente, en los comportamientos entre congéneres. La razón para ello, es la solidaridad natural e imprescindible, en defensa común, frente al poderoso e invisible enemigo del coronavirus, que ataca y mata por igual, a seres humanos, sin distingos de clase o de poderío económico. Menos mal, su tasa de mortalidad, es de inferior intensidad, que la de morbilidad o riego del contagio. Enfermedad letal, que, pese a las afanadas carreras de gobernantes y científicos, no ha podido ser, contenida totalmente, en su integridad patológica.
Tampoco en sus consecuencias, las cuales, parecen indiferentes, ante la prelación que desde el Estado y sectores privados de primacía dineraria, le han dado al tema de la Economía, frente al de la conservación de la vida, La ciencia, ha determinado, que la lucha contra pandemia, se materializa por fases y que la primera de ella, es la de contención. Esta, consiste en el aislamiento preventivo, el cual, por razones de la fácil circulación del virus y la desobediencia ciudadana, debe ser impuesto, obligatorio.
Medida ésta, que a poco de estar en vigor, fue desechada, bajo la consigna de crear vida productiva, con bioseguridad, de conformidad con estribillo publicitario de Duque. Esto, para -dizque- mantener activa la Economía. Pero, la gran realidad, es otra. El contagio crece, los muertos, igual y la Economía se deprime. Es que el funcionamiento parcial, del comercio minoritario, como almacenes, restaurantes, gimnasios, peluquerías, etc., y grandes actividades, a medio desenvolvimiento, como transportes, aéreo, terrestre y acuático en nuestras zonas fluviales, no avivan Economía. Eso escríbanlo.
La gran prensa gobiernista y el gobierno mismo, mienten, con respecto a la información que se produce, en las entrañas de la dinámica económica. El Tiempo, en días pasados, resaltaba el resultado de encuesta de aprobación a la gestión de Duque, de un 61%; lo cual, con respeto lo decimos, es falso. No corresponde a la verdad objetiva, que nosotros conocemos en las calles de las ciudades y en los hogares amigos. Ni a lo que se capta, en las redes sociales
Al mismo tiempo, pondera como positiva, la emisión del programa de televisión del Presidente, a contrapelo, de lo que se conoce aquí en Colombia, que, muy a pesar del número de canales, por los cuales se transmite, sólo tiene el 5% de sintonía, cuando comenzó, con 17%. Y, ¿qué tal, la demoledora crítica de El País de España?
Pues bien, el 2.020, por efectos de su estricto destino cumplido, de haber sido, medio, de una forma de medición del tiempo, en días, semanas y meses, que abstractamente se genera en los movimientos físicos de la tierra, se va inexorablemente, al infinito depósito del recuerdo memorioso, del ser actual; año, que con la bienvenida al 21, se le despide, como es costumbre, recibir entero a uno y dejar ir, consumado, a otro, a partir de la inauguración del Calendario Gregoriano, por allá, en 1.528.
FELIZ Y PROSPERO AÑO NUEVO, sentimientos y propósitos, de INFORMATIVO SUR COSTEÑO.COM, Vicente Bustamante Hernández, Fundador Consultor; Joaquín Romero Calle, Director Editorialista; José Dolores Berrio, corresponsal viajero; Miguel Ramírez Machado Editor Digitador; JJ Rubiano, Columnista; Antonio Cueto Aguas, Jorge Madera Castro, colaboradores.
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